Descubrimos la marca de Cilla y Emy en la feria Bread&Butter Barcelona. Nos llamaron la atención esos zapatos tipo zueco con aires setentas y acabado natural.
Ellas explican que, un día de verano hace ya tres años, en el sótano de una antigua fábrica, encontraron 300 pares, rojos, blancos y negros, que en los 70 bien hubieran podido pertenecer a Anita, la madre de familia más moderna residente en el sur de Suecia, que los prefería con tacón alto. El hallazgo, y la fantástica acogida que tan particular botín tuvo entre sus amigas, las llevó a crear una colección de
toffels cuya estética remitiese a la original de esa década, y de un modo respetuoso con el medio ambiente. Por eso los hacen a mano (no hay dos iguales), y con piel de primera calidad tratada con métodos ecológicos, teñida con tintes vegetales y libre de cromo. Las suelas son de madera de aliso sueco y de tilo, cultivados de acuerdo con la normativa de preservación de los bosques, o de goma o caucho, “verdes” alternativas al PVC.
Su apuesta por la sostenibilidad es tal que, cuando ya no los quieres llevar más, ¡los entierras y sirven de abono! No obstante, si los cuidas, duran toda la vida, y es posible que llegues a dejarlos en herencia, perfectos, para que los aproveche otra generación.
Como valor añadido, cuentan con un Trend Award 2008, galardón que se concede anualmente a productos que han generado tendencias en el país escandinavo, y que las fundadoras de Swedish Hasbeens recogieron en una gala en Estocolmo.
Por cierto, para que vayas conjuntada también hacen cinturones y bolsos.
A la venta en
www.swedishhasbeens.com, Japanese Closet y Mint Marché (Madrid), y Chili (Marbella).